Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Subprograma de Especialización en Lectura y Escritura
Curso: Fundamentos Pedagógicos de la Lectura y la Escritura
Profesora Angélica Silva
Instituto Pedagógico de Caracas
Subprograma de Especialización en Lectura y Escritura
Curso: Fundamentos Pedagógicos de la Lectura y la Escritura
Profesora Angélica Silva
Participante: Sorángel Alfonzo
Argumentación Desarrollada
Precisar definiciones sobre lengua, lectura, escritura y aprendizaje, no es tarea sencilla para algunos. Cualquier referencia básica sobre estas definiciones aludirá a un conocimiento enciclopédico sobre las mismas, por ejemplo:(a) lengua como sistema de comunicación verbal y casi siempre escrito, propio de una comunidad humana, (b) lectura como pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados, (c) escritura como sistema para representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie, y (d) aprendizaje como la acción y efecto de aprender algún arte, oficio u otra cosa (En Real Academia Española, 2007).
Consultar referencias básicas para comprender qué se entiende por lengua, lectura, escritura y aprendizaje no es suficiente. Sabemos realmente cuán importante es el conocimiento y manejo objetivo de estos conceptos en la vida de todo ser humano. Si concebimos la lectura y la escritura como procesos fundamentales en la vida de un individuo, pues estos le permiten, no sólo adquirir conocimientos, sino transformar significativamente cambios de pensamientos, sentimientos y visión de mundo, valdría la pena entonces hacerse las siguientes preguntas: ¿por qué los alumnos de la Primera Etapa de Educación básica se sienten desmotivados por la lectura? ¿Por qué los alumnos ven a la lectura y a la escritura como actividades de castigo más que de disfrute? Y más aún ¿por qué ingresan estos alumnos al primer grado sin saber leer, ni escribir y se atemorizan cuando se les invita a hacerlo?.
Ahora bien, plantearnos cualquiera de las interrogantes antes señaladas es también pensar ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿dónde? desarrollar el proceso de enseñanza de la lectura y escritura. Sin duda alguna, tales interrogantes nos llevarán a conocer específicamente mitos y realidades existentes en el proceso de adquisición de la lectura y la escritura. Es por ello que en el desarrollo de esta argumentación quiero invitar a las personas adultas (familia y docentes) responsables de este proceso a desarrollar la lectura y escritura basados en cierta postura psicológica y pedagógica. Desde ambas posturas, concebiremos como el aprendizaje de la lectura y la escritura ayudará a los alumnos a desarrollar el interés y la motivación por esas prácticas, como todos sabemos, indispensables en la vida del ser humano y más específicamente en los niños de la Primera Etapa de Educación Básica.
En primer lugar, si partimos de que el enfoque Psicosociolingüístico (Fraca de Barrera, 1997) concibe la escritura y la lectura como vehículos del pensamiento, que permiten el desarrollo cognitivo al ser humano (noción psicológica) y como sistemas de códigos estructurados en cuanto a normas y reglas (noción lingüística) y, finalmente, como instrumento fundamental en la comunicación humana, para la interacción entre los individuos que integran comunidades (genuina manifestación de la cultura de un pueblo), en su condición social, hoy entendemos que la complejidad de asumirlas y enseñarlas es una tarea de mucha responsabilidad. Adicionalmente, el socioconstructivismo planteado por Vigotsky (citado en Ríos, 2004) como postura filosófica y/o pedagógica concibe el aprendizaje, sea éste para las actividades de lectura o escritura, como procesos de interacción social en el individuo llevados a cabo por lo que el autor denominó Zona de Desarrollo Próximo. Es decir, el niño cuando aprende demuestra niveles en el acto del aprender: (a) el llamado desarrollo real, referido a la ejecución o resolución de una actividad de manera individual; (b) el desarrollo potencial concerniente a la ejecución o resolución de un problema con ayuda de un adulto u otro niño. En otras palabras, un nivel de aprendizaje referido a la independencia y otro al aprendizaje guiado o acompañado. En este sentido, es evidente, a mi modo de ver, que cuando estamos desarrollando los procesos de lectura y escritura en el niño, debemos tomar en cuenta estas teorías y mejor aún concebir ambos procesos, como actividades humanas de naturaleza psicociolingüística y socioconstructivista por excelencia.
Sobre la base de lo antes expuesto, se puede responder cualquiera de las interrogantes que sin duda alguna nos llevará a esclarecer mitos y realidades del proceso de lectura, tales como: ¿Cuándo?, ¿Cómo? y ¿Dónde? desarrollar esas prácticas. En relación con el ¿cuándo? El fomento de la lectura y escritura debe celebrarse desde los primeros años de vida, pues el individuo siempre ha sido un ente activo, constructor en un primer momento de su aprendizaje. Los acercamientos a estos procesos se llevan a cabo desde que el niño nace al reconocer una voz cuando le hablan o más tardíamente en su intento por imitar sonidos (balbuceo) o cuando comienza a leer por ilustraciones. El ¿cómo? desarrollar lectura y escritura podría responderse, a través de interacciones constantes y directas con el medio que lo rodea (contexto) y de igual forma con la motivación y acompañamiento de un adulto. Todo esto, llevado a cabo, primeramente, en el hogar como lugar primordial de socialización y, posteriormente, en la escuela guiado por del maestro en un ambiente alegre, natural, cálido y lleno de experiencias significativas.
Con relación a lo señalado, se puede afirmar que la lectura y la escritura en la Primera Etapa de Educación Básica, permiten al niño sumergirse en un universo nuevo de experiencias significativas, a través de la creación y del placer, estimulando su creatividad, imaginación, participación y pensamiento crítico. Por tratarse esta propuesta de un enfoque dinámico y socioconstructivo, no podemos dejar de señalar la importancia de considerar las etapas del desarrollo por las cuales el niño pasa para logar la consolidación de la lectura como son: presilábico, silábico, silábico alfabético y alfabético (Barragán, 2007).
En segundo lugar, comprender que mejorar la enseñanza de la lectura y escritura en la Primera Etapa de Educación Básica es sostener una praxis pedagógica desde la aplicación de un enfoque con visión psicológica y pedagógica, permitirá derrumbar los mitos de la enseñanza de la forma tradicionalista. Entre estos mitos se pueden mencionar los siguientes: (a) que el proceso de lectura y escritura se fomentan y desarrolla sólo en el colegio: (b) que la edad aproximada para desarrollar el interés por leer es a los siete años; (c) que el niño debe conocer primeramente las letras, luego consonantes y posteriormente sílabas, para apropiarse de la lectura; (d) es más lector el adulto que el niño y (e) la lectura y la escritura sirven como estrategia disciplinarias para mantener el control y orden sobre los niños. En contraparte, se tienen las realidades correspondientes a estos mitos, tales como: (a) la lectura y por ende la escritura deben ser fomentadas primeramente en el hogar, como primera instancia socializadora y debe continuar en la escuela; (b) los niños demuestran interés por la lectura desde los primeros años de vida a través del balbuceo y la imitación del lenguaje; (c) no existe una única receta para aprender a leer y escribir; (d) toda estrategia es válida siempre y cuando no se viole las etapas del desarrollo del niño, (e) la lectura y la escritura deben ser fuente de disfrute y goce para desarrollar la imaginación, independencia, autonomía y libertad del niño.
Por último, para llevar a cabo el proceso de enseñaza de la lectura y la escritura de una manera sana, se necesita no solo un docente, un adulto responsable, que sea un lector por excelencia, se necesita también un docente que sea capaz de propiciar estrategias que sirvan de estímulo antes las ganas del saber y aprender. En un ambiente agradable, para concebir la lectura como medio de recreación, imaginación y creatividad, que el niño mantenga contacto directo con material impreso, que proporcione lecturas, pero que también lea con ellos, que posea una actitud de compartir vivencias, con apertura, con asombro y con entusiasmo. “Dejar aprender” es decir, comprender que la lectura es un instrumento que ayuda la construcción y desarrollo de la persona a través de un mundo de sueños, humor e interés por lo desconocido.
Finalmente, si como adultos responsables, maestros, padres representantes, entre otros, comprendemos a la lectura y a la escritura desde un enfoque psicosociolingüistico y socioconstrutivo, propiciaríamos las experiencias más significativas a nuestros niños para vivirlas en espacios de gozo y disfrute. Para permitir a los niños sentir lo que leen, hará esencialmente fecundo el ambiente para concebir la lectura y la escritura como actos de creación, recreación y libertad. Si aprendemos a reconocer y deshacer mitos y nos afianzamos en las realidades de concebir ambas actividades (lectura y escritura) como Psicosociolingüisticos y Socioconstructivos, lograremos desde la Educación Inicial la formación de un lector en potencia
REFERENCIAS
Barragán, B (2007, Abril 15) Las primeras letras. Estampas, 46-49.
Fraca de Barrerra, L. (1997) “ La naturaleza de la escritura” Letras, 54-55, Caracas: CILLAB-IPC, 59-95.
Real Academia Española (2007) [Página Web en Línea] Disponible: http://www.rae.es/ [Consulta, enero 2007]
Ríos, P. (2004) El enfoque sociocultural. En M. de Tejada, P. Ríos y A. Silva, (Coord) Teorías vigentes sobre el desarrollo humano (pp.71-105) Caracas: FEDUPEL
1 comentario:
Amiga me alegra mucho que estés estudiando. Me imagino que está es una actividad del postgrado pero perdí tu número y no sé como contactarte.Por favor llámame al 04165419612. Milagros Briceño
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